Qué he aprendido estos 10 años

Nunca me ha gustado esto de escribir públicamente ni menos en primera persona. Soy de la escuela que los asesores no tienen que existir. El cliente es lo importante, no uno. Pero Simplicity cumple 10 años y me dieron ganas de romper la regla.

Acá van las respuestas al título y casualmente también son 10. 

  1. Ser feliz en lo que uno hace. Parece obvio, y puede ser, pero es tan difícil. Desde que fundamos Simplicity nos propusimos ser felices. Hasta hicimos un manifiesto de esto en la constitución de la sociedad. Nuestros abogados nos miraron con cara rara, pero ¿por qué la felicidad no puede ser legal? La gracia es que no solo uno se ve beneficiado disfrutando la pega, sino todos, y mágicamente todo fluye, incluyendo mejores resultados para los clientes. La felicidad es contagiosa. Un argentino muy divertido que conocí una vez me dijo: “Mirá che, al business hay que mirarle la tasa de retorno emocional”.
  2. Como un equipo de rugby. Parte importante de mi vida jugué rugby. Una de las cosas que más me gustaba -además del tercer tiempo – era que todos teníamos un espacio en el equipo. No importaba si eras chico, gordo o lento. Cada uno podía tener su posición, su rol y cada habilidad personal se sumaba a un propósito grupal: tratar de ganar los partidos. Hoy en Simplicty sacamos lo mejor de cada uno de nosotros y ponemos toda esa maravillosa diversidad y competencias únicas al servicio del equipo y los clientes. No queremos estrellas, ni iluminados. Nadie es mejor que todos nosotros juntos.
  3. Asesorar personas. Cuando uno tiene una conexión con el cliente, cualquiera sea, el trabajo se disfruta mucho más y los resultados mejoran. Qué agradable es asesorar personas simpáticas, tenerles cariño, gente inteligente, divertida, que piensa de otra forma, que es libre o que no tiene miedo. Cuando partimos Simplicity nos entusiasmaba mucho tener la posibilidad de elegir a nuestros clientes. La pregunta, entonces, era: ¿cómo lograr eso y no quebrar en el intento? Llevamos 10 años y hay algunos clientes que no hemos tomado y otros que amablemente hemos dejado ir.
  4. Tener el derecho a equivocarse. Caerse es parte del proceso y antes de formar Simplicity la verdad no lo entendía. En cambio, luchaba por ganar, para evitar la derrota; que todo saliera “perfecto”. Perder no era un aprendizaje ni una oportunidad, era PERDER. Qué equivocado estaba. Como dijo Galeano, “la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los Dioses”. Y es tan radical esto, que gracias a que “perdimos” varias veces en estos 10 años, hoy nos convertimos en la primera empresa de comunicaciones chilena con oficina y operaciones en Estados Unidos.
  5. No todo es trabajo. No hay una receta mágica para tener éxito, pero sí tengo claro que para lograrlo hay que trabajar duro. Simplicity hoy es una de las empresas líderes porque nos rompimos el lomo para llegar donde estamos. Nadie nos regaló algo, valió la pena y no me arrepiento. Sin embargo, ya hace un tiempo entendí que no todo en la vida puede ser trabajo y decidimos que vamos a compatibilizar mejor la cosa, sin descuidar lo que nuestros clientes esperan de nosotros. Hoy en Simplicity esto ya es una política corporativa y estamos obligados a tener 4 semanas de vacaciones al año, postnatal de un mes para los papás y libres los viernes en la tarde, entre otros beneficios.
  6. A diferentes desafíos, distintas soluciones. Siempre he encontrado muy noventero que el servicio insignia de nuestra industria sea lograr que los clientes aparezcan en los medios. Puede ser importante en algunos casos, pero es completamente insuficiente como regla general. Imposible solucionar todos los problemas o desafíos solo con ese ingrediente. Esta es la razón por la cual en estos 10 años de Simplicity hemos sido pioneros en desarrollar un modelo de trabajo que integra a la estrategia las distintas disciplinas de las comunicaciones, sumando publicidad, digital, branding; asuntos públicos y crisis. Todo en el mismo lugar y con equipos especialistas.
  7. Dejar todo en la cancha. Ir siempre por más. Podemos trabajar en un caso complejo de alta exposición pública, con una startup o fundación, y lo que ponemos en la mesa es lo mismo: entrega total y jugados a mil. Nos puede ir bien o mal (ojalá bien!), pero los clientes se dan cuenta del compromiso, lealtad y pasión. Y al final agradecen que dejemos todo en la cancha y trabajemos sin miedo. Por eso nos recomiendan y gracias a ese boca en boca hemos crecido año a año. Nuestra promesa es “nos hacemos cargo” y tratamos de cumplirla siempre.
  8. Uno o varios pasos adelante. Soy uno más entre las decenas de millones de personas en el mundo que admiran a Elon Musk. Seco, ha movido las barreras de lo probable; ha logrado lo imposible. Una de las frases que más me gusta de él es: “Timing is all”. Para dar una asesoría de primer nivel uno de los factores más importantes es poder anticiparse, y ojalá varias jugadas. Esa inteligencia no se logra necesariamente con estudios en Harvard (con respeto), sino sabiendo lo que está pasando en la calle y teniendo la capacidad de procesar ese conocimiento. Esto es crítico a la hora de recomendar a los clientes hacer A, B o C. En Simplicity nos estuvimos preparando todos estos años para lo que hoy está pasando en Chile.
  9. La mejor empresa PARA el mundo. Todo lo que uno hace (o deja de hacer) tiene un impacto, siempre. Para bien o para mal. No nos interesa ser la mejor empresa del mundo, sino la mejor empresa para el mundo. Por eso fuimos la primera agencia de comunicaciones en Chile en certificarse como Empresa B y nos comprometimos -por estatutos y con evaluaciones cada tres años- a tener las mejores prácticas sociales y ambientales para nuestro entorno. Y por eso también hacemos cada cierto tiempo campañas masivas de bien social y tomamos año a año clientes probono. Como escribió Bukowski, “no tengo tiempo para cosas sin alma”.
  10. Vivir Simplicity. Que nos llamemos Simplicity no es solo porque el nombre es choro (lo es!), sino porque detrás hay una filosofía, que a medida que maduro en lo personal y aprendemos como equipo, toma cada vez más sentido. Ser Simplicity es entre otras cosas estar enfocado en lo esencial, sin estridencia, seguro de las capacidades propias, pero sin creerse el cuento, no perder tiempo ni energía en pajas, andar ligero de equipaje, hablar claro y mirar a los ojos. Y, aunque suene a contradicción, lograr esto es lo más complejo que hay.

    En 10 años más vuelvo a escribir algo.

    Gracias a todos quienes que de una u otra forma (incluidos los que no nos quieren tanto), han ayudado a que Simplicity sea lo que hoy es.
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